En las bodegas de Vinícola de Castilla apostamos por la vinicultura sostenible y estamos concienciados con la preservación y protección del medioambiente. Estos avances constituyen algunos de los logros de los que estamos más orgullosos. Por eso, hoy queremos hablarte de uno de los efectos del cambio climático que seguramente todavía no conocías: su impacto en la producción y la calidad del vino.
El vino y el clima
Para entender esto, es fundamental que sepas que el vino es distinto con cada clima. Este determina desde la calidad de la tierra hasta el crecimiento y la madurez de la uva. Además, la temperatura y la cantidad de sol que llegan a la viña influirán directamente sobre su momento de recolección.
Por ejemplo, en el 2017 se registró la vendimia más temprana de la historia en la Rioja, ya que fue un año excepcionalmente cálido en verano y se produjo una helada en abril.
Cómo afectan las temperaturas extremas a la uva
En primer lugar, si hace más calor en verano, la uva madurará antes y resultará menos ácida, más dulce y, por tanto, más alcohólica. Esto es debido a que el azúcar de la uva es lo que se transforma en alcohol. Algo que, en un principio, no significa que el vino sea mejor ni peor.
Sin embargo, las condiciones imprevisibles a las que nos hemos enfrentado últimamente (fuertes lluvias, temporales de viento o de nieve…) sí podrían arruinar una cosecha.
El efecto Filomena en el vino
Has de saber que la nieve siempre es bienvenida para la uva. A comienzos del 2021, el temporal de Filomena excedió todas las predicciones de la AEMET y nevó en muchos lugares donde normalmente no se produce este fenómeno atmosférico. Se registraron temperaturas de hasta 34 ºC bajo cero. Este frío y las heladas, cuando suceden en su tiempo, no afectan a la uva porque no está en floración, sino en su etapa de reposo vegetativo. Sí sería perjudicial si se diera en la época del lloro, en primavera.
La nieve favoreció el riego de la uva gracias a que aumentó las reservas hídricas de la tierra, con lo cual se logró una cosecha buena y abundante en muchas regiones de España. Fue el caso de la Rioja, Ribera del Duero o Rías Baixas. Además, las bajas temperaturas eliminan los ácaros y hongos que pueden afectar a las vides.
No obstante, en determinadas zonas, la uva no resiste temperaturas inferiores a 10 ºC bajo cero. Destaca el caso de la bodega Vall Llac, de Lluís Llac, donde las intensas lluvias y la nieve derrumbaron parte del tejado, lo que produjo la pérdida de la cosecha del 2020.
Qué sucede si hay heladas o bajas temperaturas en primavera
Una vez brota el viñedo, ya no soporta temperaturas inferiores a 0 ºC,ya que se destruye la cosecha. Es lo que sucedió en muchas regiones de España en 2017.
Por otro lado, la granizadas y las fuertes lluvias en determinados momentos del año también pueden dañar los viñedos, pues el exceso de agua favorece la aparición de hongos en la planta.
¿Cómo impacta el calentamiento global al vino?
Hemos hablado de los casos concretos de las heladas, pero las previsiones climáticas hablan de un aumento medio de temperatura de 2-5 ºC. Esto podría suponer un cambio en el mapa de los vinos, ya que algunas variedades de uva tendrían que plantarse en otras zonas.
También se pueden adaptar los cuidados de las necesidades de la planta al clima. Por ejemplo, asegurando un correcto aporte de agua, con una poda selectiva o ajustando la densidad de las cepas. Esto puede minimizar el impacto de las temperaturas superiores a 30 ºC en primavera o un mes de julio particularmente suave.
Los viticultores conocen estos cambios, por eso trabajan desde hace años de forma preventiva. Ya son muchos los viñedos que cuentan con auténticas estaciones meteorológicas (con pluviómetros, medidores de humedad y de viento, termómetros…) para adelantarse a los cambios en el clima de sus tierras. Pero las variedades que no puedan adaptarse tendrán que cultivarse más al norte y en zonas más altas sobre el nivel del mar. De hecho, esto ya lleva años sucediendo en España y, lamentablemente, se ha reducido también la superficie de cultivo.
¿Qué sucede en los viñedos del sur de España?
Sin lugar a dudas, el cambio climático tiene efectos sobre los viñedos de Andalucía. Desde hace 25 o 30 años, se ha adelantado la época de vendimia. Sobre todo en 2020, cuando esta se produjo a principios de agosto. Además, se ha detectado un acortamiento de la primavera y el otoño, lo que lleva a floraciones más tempranas y adesigualdades notables entre los distintas áreas vitivinícolas de esta región.
Cambios en el mapa del vino a nivel internacional
Fuera de España, las regiones vinícolas tradicionales podrían cambiar drásticamente. Burdeos, la Toscana o Napa Valley tendrían que probar el cultivo de otras variedades de uva o podrían perder la calidad de sus vinos. Sin embargo, otras zonas podrían verse favorecidas, como Gran Bretaña, China, Noruega o el norte de Estados Unidos.
Los efectos del cambio climático en la enología
El cambio climático también afecta al sabor del vino. Aparte de que la maduración temprana produce vinos más dulces y alcohólicos, el aumento del pH del suelo hace que la uva llegue a la bodega con más contaminación. Pueden inhibirse las levaduras, bajar los nitrógenos y desarrollarse más bacterias lácticas en el vino, lo que influye en el sabor.
Por otro lado, el aumento de la glucosa y del alcohol en el vino llevaría a un mayor consumo de electricidad de las bodegas. Esto, junto al mayor gravamen de las bebidas según su contenido en alcohol en muchos países, provocaría un encarecimiento del vino.
Como has podido comprobar, el cambio climático no parece tener buenos efectos en la mayoría de regiones vinícolas. Esperemos que, en el futuro, no se den tanto estas condiciones climáticas impredecibles y podamos seguir disfrutando de los fabulosos vinos de nuestra tierra.