El arte de apreciar un vino va más allá del sabor y el aroma. Cada detalle, incluso los más sutiles, nos habla de su origen, su elaboración y su esencia. En este sentido, las lágrimas del vino son uno de esos detalles aparentemente menores que encierran un universo de información.
Al inclinar una copa de nuestro Finca Vieja Tempranillo Crianza, las lágrimas que se forman y serpentean lentamente hacia abajo revelan mucho más que una simple reacción física; son las voces silenciosas del vino contando su historia.
La Base Científica de las Lágrimas:
Estas lágrimas, o arcos, como a veces se les llama, nacen de un fenómeno conocido como el efecto Marangoni. Este efecto se da cuando hay un desequilibrio en la tensión superficial entre el alcohol y el agua en el vino. En términos simples, el alcohol se evapora más rápido que el agua debido a su menor punto de ebullición. Al hacerlo, deja detrás una solución de vino más rica en agua que, al ser más densa, fluye hacia abajo por la copa en forma de lágrimas.
En vinos con una estructura robusta y presencia alcohólica, como nuestro Guadianeja Syrah, estas lágrimas serán más densas y descenderán de forma pausada, dando una pista sobre la riqueza y complejidad del vino.
La Personalidad Revelada:
Pero la ciencia es solo una parte de la historia. Las lágrimas también son un espejo del alma del vino, reflejando su personalidad y carácter. Por ejemplo, al observar nuestro Pago Peñuelas Verdejo, las lágrimas más finas y etéreas sugieren una bebida con una frescura vivaz, evocando notas ligeras y aromáticas, perfecta para disfrutar en un día soleado.
La próxima vez que levantes una copa de los exquisitos vinos de Vinícola de Castilla, detente un momento. Observa esas pequeñas gotas, las lágrimas, que fluyen por el borde. Ellas son poesía líquida, una danza entre la ciencia y el arte, narrando historias de tierras lejanas, uvas maduras y la pasión de generaciones. Porque, en cada detalle, Vinícola de Castilla revela su compromiso con la excelencia y la tradición. ¡Salud!