Para poder apreciar todos los matices y sensaciones que es capaz de transmitir un buen vino es importante que aprendas algunas claves. Desde Vinícola de Castilla hoy te traemos una guía básica de cata para aprender a degustar un vino como todo un experto.
Cómo catar un vino en tres pasos:
1. Fase Visual:
Apreciar las tonalidades de un vino en su cata nos dará información sobre su aspecto, color, intensidad, lágrima y burbuja, en el caso de los espumosos. Los colores vivos y brillantes serán una señal de que, a priori, nos encontramos ante un vino de calidad.
El color de un vino nos dará pistas también sobre su edad. Así, en el caso de los blancos, los vinos jóvenes adoptan colores amarillos pálidos. Sin embargo, las tonalidades doradas y ámbar son propias de vinos envejecidos en barrica.
Si nos fijamos en los tintos, los colores granate y rojo teja o rubí son propios de los vinos con paso por madera, mientras que los más jóvenes adoptan tono ciruela con ribete violáceo. En el caso de los rosados, los colores van desde el frambuesa hasta el salmón.
Cuando hablamos de lágrimas del vino, nos referimos a esas gotitas que se quedan en la superficie de la copa y que, si las sabemos interpretar, también nos aportan información. Y es que las lágrimas están ligadas a la concentración de alcohol, a su graduación. Si las lágrimas caen lentamente, significa que la densidad es alta y por tanto su graduación es mayor.
En los espumosos, tenemos un elemento adicional en el que fijarnos: las burbujas. Si son de pequeño tamaño y ascenso lento es probable que nos encontremos ante un gran vino.
2. Fase Olfativa:
Aprender a identificar los diferentes aromas de un vino en una cata es una labor que requiere entrenamiento. Y es que el olfato es un sentido de la memoria, no podemos reconocer un aroma si no lo hemos olido antes. Esto es lo que se conoce como memoria olfativa. Así, si queremos convertirnos en un experto catador, deberemos entrenar a nuestro cerebro y dotarlo de una biblioteca olfativa para que sea capaz de reconocer los distintos aromas de un vino.
Los aromas del vino podemos clasificarlos en: primarios o varietales (los que proceden de la uva, pues cada variedad tiene aromas propios); secundarios (los que se suman en el proceso de elaboración) y terciarios o bouquet (los que aporta la fase de crianza, en el caso que hubiera).
Y para introducirse en el apasionante mundo de la cata de vino, qué mejor que aprender los términos más empleados por todo un catador para describir los aromas más comunes de los vinos: florales (rosa, acacia, jazmín); especiados (pimienta, clavo, regaliz, anís, canela); frutales (limón, pomelo, cereza, manzana, melocotón, albaricoque, piña); vegetales (heno, hierba, espárrago, aceituna); balsámicos (roble, cedro, vainilla); o empireumáticos (pan tostado, café, ahumado).
3. Fase Gustativa:
Y finalmente es momento de degustar el vino. Cuando éste llega a la boca lo primero que apreciamos es su sabor: salado, dulce, ácido o amargo. Decir que un vino es redondo significa que ha conseguido el equilibrio perfecto entre esos cuatro sabores básicos. Antes de tragar el caldo podremos apreciar también su textura: suave y untuosa, si dejan una agradable sensación, o astringente y rugosa, como aspectos negativos.
Las sensaciones que nos vuelven a las fosas nasales en el momento de tragar el vino hacen referencia al término retronasal. Seguro que en más de una ocasión has oído hablar de un vino de larga retronasal, cuando esas sensaciones perduran un largo tiempo. Por último, el gusto que nos deja un vino en el paladar es lo que se conoce como final.
¡Y ahora es tu turno! Elige tu vino favorito, viértelo en una copa de cristal transparente para apreciar bien su color, prescinde de perfumes que puedan distorsionar sus aromas y disfruta de sus matices como todo un catador profesional.