¿qué es el postgusto?

El postgusto forma parte de la experiencia de una cata y de una degustación. Los matices del buen vino pueden descubrirse desde una perspectiva sensorial en la que intervienen todos los sentidos. De hecho, el retrogusto remite al efecto que perdura en la boca tras haber probado una propuesta. Por ello, te ofrece una información que es clave para realizar una valoración definitiva.

La importancia del postgusto en una cata de vino

Ten en cuenta que son muchos los matices que pueden percibirse, más allá del sabor en sí mismo. Por ejemplo, también puedes captar los contrastes, la temperatura o la textura. Pero, además, las sensaciones de un buen vino perduran durante un tiempo (el efecto varía en función de las características de cada fórmula).

Por ello, conviene indicar que todos los vinos dejan una huella de sensaciones que perduran. Aunque eso no significa que las sensaciones siempre sean apetecibles y agradables. El nivel de duración puede ser largo o, por el contrario, tener un tiempo medio. Destacan de igual modo aquellos vinos que poseen un efecto que se prolonga únicamente durante un espacio muy breve. Existen distintas partes del cuerpo que intervienen en esta experiencia sensorial. La información percibida no solo se capta por medio de la boca, sino también de la nariz y de la garganta.

El objetivo de una cata de vino no solo es descubrir la personalidad de un producto en sí mismo. Además de su esencia, lo importante es que descubras qué sabores te gustan más a ti. De este modo, a través del autoconocimiento, puedes elegirlos y disfrutarlos. Pero la percepción de una propuesta va más allá del gusto. Los aromas también intervienen en la valoración final.

Ten en cuenta que el encuentro con el mundo del vino puede disfrutarse a través de experiencias diferentes. Existe un proceso previo que hace posible el momento en el que pruebas un sabor durante una degustación. La búsqueda de la excelencia en el proceso de elaboración da como resultado un producto de calidad. Un producto que tiene matices que están vinculados con su lugar de origen. La impresión que produce el efecto que deja un vino tras haberlo disfrutado no es siempre agradable.

Utiliza un cuaderno para anotar tu valoración final

Degustar un buen vino es una vivencia que se experimenta con los cinco sentidos. Por ello, para captar las particularidades de una fórmula, es importante crear el ambiente propicio. Y la calma es un ingrediente esencial durante el proceso. De lo contrario, si la prisa irrumpe en una cata, se pierden de vista muchos matices.

¿Qué puedes hacer para recordar las propiedades y características de una propuesta? Utiliza un cuaderno para anotar la información más relevante. Es decir, encuentra inspiración en la experiencia del retrogusto para describir tu visión sobre el vino. No olvides que son muchos los tipos de fórmulas que puedes probar a lo largo de la vida. Y puedes realizar un registro de diferentes experiencias. De este modo, puedes encontrar ideas para elegir el vino perfecto en función del instante.

Por ejemplo, es posible que prefieras saborear una fórmula con un retrogusto corto durante una comida. Una fórmula que deja un efecto más intenso y prolongado puede no ajustarse a tus necesidades de ese momento. El mundo del vino es rico en sabores, pero también en conceptos. Por ello, ten en cuenta que existe una medida temporal para evaluar la duración del retrogusto: la caudalía. Un concepto que tiene el valor de un segundo en relación con la persistencia.

Como puedes comprobar, los diferentes matices están interconectados. Y, sin embargo, el conocimiento de un producto te permite poner nombre a las distintas sensaciones que produce. El retrogusto refleja una visión subjetiva. Y, por ello, puede ponerse en común con otras personas a través de un intercambio de opiniones. Cada uno de los asistentes a una cata comparte sus impresiones respecto a diferentes variedades. Un objetivo compartido en común que crea el espacio ideal para formar y educar el propio gusto. En este contexto de aprendizaje, adquieres las habilidades necesarias para identificar un buen vino y diferenciarlo de aquel que tiene una baja calidad.

Por tanto, el postgusto aporta una conclusión final y subjetiva. Pero ten en cuenta que en una cata también intervienen otros sentidos como, por ejemplo, la vista. A través de la misma descubres la información visual de un producto que te transmite una primera impresión. Los estímulos percibidos a través de los diferentes sentidos muestran la mirada global de un vino. La valoración final del mismo, analizada desde la perspectiva del retrogusto, pone el acento en dos características principales. Por una parte, el tiempo de duración. Y, por otra, la relación con el propio gusto personal. De este modo, una fórmula puede parecerte agradable o desagradable a partir de tu experiencia.

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